Los niños pequeñosy de igual manera los alters que se formaron a esa edad y que no han tenido la oportunidad de crecertienen una tendencia natural a culparse a sí mismos por cosas con las que no tuvieron nada que ver. Muchos, por ejemplo, piensan que debe ser su culpa si sus padres se separaron. Con frecuencia, los abusadores cruelmente exacerban esta tendencia natural.
Los abusadores a menudo están aterrados de que los atrapen están plagados de culpa por sus actos despreciables. A fin de acallar a su consciencia culpable, y para ayudar a disminuir la posibilidad de que sus víctimas vayan con la policía, hacen todo lo que pueden para engañar a sus víctimas inocentes y hacerles creer que ellos son los culpables de los crímenes de los abusadores. Y dado que los abusadores casi siempre son más grandes y tienen más experiencia, sus pequeñas víctimas a menudo consideran a los abusadores como fuentes infalibles de la verdad. Por eso los niños confundidos por lo regular le creen a sus abusadoresespecialmente porque las acusaciones falsas a menudo se resaltan por medio de amenazas atemorizantes y/o un castigo severo por el cual harían cualquier cosa con tal de evitarlo. Además, los abusadores normalmente haces hasta lo imposible por infundir terror en sus víctimas acerca de lo que pueda ocurrir si éstas contrarían de cualquier manera a sus abusadores.
Los alters sujetos a esto terminan con un sentimiento tan exagerado de responsabilidad por el bienestar de otros que les acosa la creencia de que incluso los eventos no deseados que están completamente fuera de su control deben ser su culpa.
A esto se agregan niveles peores cuando aquellos por quienes un alter trata de actuar como un alter son sus hijos ya grandes. Incluso sin el Trastorno de Identidad Disociativo, la mayoría de las madres tienden a sentir una culpa falsa significativa por la forma en que criaron a sus hijos, y a menudo sufren de un sentimiento exagerado de responsabilidad por el bienestar de sus hijos adultos. También tienden a encontrar difícil el entender que sus hijos ya están grandes y que ahora son completamente responsables de sus propias decisiones y bienestar. Agrega a esto el hecho de que los alters que han estado escondidos durante años obviamente encuentran mucho más difícil el comprender la edad y capacidades reales de sus hijos. Podrán saberlo intelectualmente hablando, pero se inclinarán a seguir pensando de sus hijos como de menor edad. Además de que los alters a menudo se pierden de ver cómo crecen sus hijos, los alters jóvenes suelen identificarse con los niños más de lo que otros padres lo harían, y esta identificación les lleva a pensar de sus hijos como personas más cercanas a la edad que ellos mismos creen tener. Por consecuencia, es más probable que esperen que los niños de más edad reacciones a las decisiones de los padres de la misma forma que reaccionarían los alters pequeños. Por eso los alters constantemente necesitan un recordatorio continuo y amable de que sus hijos han crecido.