Los alters necesitan llegar a darse cuenta que son alters, y en el caso de algunos alters, mientras más rápido se les diga, más felices serán; pero como se aclarará después, uno debe orar mucho acerca de cómo y cuándo decirles.

Lo siguiente es lo que le digo a los alters de más edad, para ayudarles a entender quiénes son (es necesario un lenguaje más simple para los alters más jóvenes). Lo incluyo aquí porque podría esclarecer más tu conocimiento de los alters. Con todo, es importante leer el resto de esta serie de páginas para entender los riesgos involucrados al revelar esta información a los alters demasiado pronto.

Sufriste algo muy traumático, pero no fue por culpa tuya. Es probable que sea lo primero que recuerdas. Esto te perturbó tanto que causó una forma temporal de amnesia. Con este tipo de pérdida de memoria no olvidas todo el pasado, solo parte de él. De hecho, recuerdas un poco del pasado de manera tan vívida que parece ser más reciente de lo que es en realidad. Es algo así como si fueras Rip Van Winkle, quién durmió por años y, al despertar, lo que parecía el día anterior en realidad había pasado muchos años antes y el mundo había seguido su curso sin que él se percatara de ello. Por ejemplo, la fecha de hoy podría ser mucho más adelantada de lo que supones. ¿Qué año piensas que es ahora? Puedo mostrarte un calendario o un periódico para mostrarte la fecha correcta si así quieres. Tal vez has perdido también los recuerdos de tu vida antes del trauma. Aun si tienes una buena memoria y recuerdas todo hasta el presente, quizá existen muchos años de recuerdos de la infancia bloqueados de tu mente.

Ahora estás consciente de una parte importante e irremplazable de ti, pero hay más en ti de lo que hoy puedes darte cuenta. Hay recuerdos a los cuales no tienes acceso actualmente porque el trauma que sufriste causó que te desconectaras del resto de ti mismo. Te desconectaste en un intento valeroso por proteger al resto de ti de tener que lidiar con la experiencia perturbadora que sufriste, pero desde aquél evento el resto de ti ha obtenido información y habilidades que te darán consuelo y te ayudarán a sanar. Aunque te has quebrado, este quebrantamiento se puede restaurar. Otras partes de ti pueden decirte cosas acerca de ti que actualmente no conoces. Mejor aún, esos recuerdos y habilidades que perdiste temporalmente serán tuyas cuando te reconectes con el resto de ti. Otras partes de ti parecerán como si fueran otras personas, pero comparten tu cuerpo.

Esta desconexión previamente causó que ciertas partes aisladas de ti estuvieran apenas conscientes de ti, o que tuvieran poco entendimiento de quién eres tú. Esta falta de entendimiento podría ser la causa de que ellos te hayan tratado con menos amor y respeto del que mereces. De ser así, se trata de algo bastante desafortunado, y es probable que ahora lamenten su error, y en cuanto empiecen a conocerte mejor te aseguro que lamentarán cualquier daño que te hayan causado.

Es más difícil poner esto en términos que un niño pequeño pueda entender, pero si deseas leer un intento de cómo hacerlo, ve Cómo explicar a un alter infantil quién es él/ella.

El Horror de Ser un Alter Infantil

Es difícil concebir una existencia con más tortura que la de un alter viviendo en un cuerpo de adulto y a la vez atrapado en la infancia. Al tratárseles sabiamente y con bondad, los alters pueden encontrar un alivio completo, pero a menos que reciban la atención y el consuelo que merecen, su dolor jamás terminará mientras estén de este lado del cielo. Además, a menos que las personas con alters aprendan cómo evitar empeorar las cosas, es casi inevitable que lleguen a crear aún más fuentes de sufrimiento para sus alters que de por sí han pasado traumas severos.

Sin importar cuánto las personas con alters puedan despreciar su situación, deben enfrentarse a la realidad obvia que nadie puede tener paz mientras exista una parte de él/ella que esté atormentada por el dolor. Vivir en negación e ignorar las necesidades de los alters solo perpetuará, y quizá incluso intensificará, la angustia en uno mismo. Vamos a analizar cómo dar a los alters la ayuda y consuelo que necesitan.

Para darnos una idea de cuánto sufren los alters infantiles, intenta imaginar vívidamente estar en la siguiente pesadilla sin fin.

Tienes tres años de edad y no solo has sufrido un trauma profundamente devastador, sino que lo sigues viviendo una y otra y otra vez. Y por si este tormento fuera poco, estás atrapado en el cuerpo de un adulto, lo que resulta en el horror perpetuo de ser tan real como cualquier otra persona y que aun así te traten como a nada. Las pocas personas que tienen un conocimiento vago acerca de ti te desprecian, y estás seguro(a) que su reacción es muestra de que eres un fenómeno abominable.

No puedes permitir que una sola persona te vea jugar o reír o llorar. Cualquiera—sin excepción, hasta donde sabes—que te mire de reojo mientras actúas como alguien de tu edad llegará a la conclusión sin fundamento pero sincera que estás demente, o por lo menos, que no eres normal. Aún los niños piensan que ver a un adulto comportarse como un niño es raro, y los niños por lo general hablan lo que piensan al instante. Por eso no te atreves a hablar con nadie, y mucho menos les das oportunidad de verte actuar de cualquier forma que para ti es natural.

Te sientes obligado(a) a llegar a todo tipo de extremos para esconderte del mundo, pero igual tienes la necesidad humana apremiante de terminar con el aislamiento que te ha dañado psicológicamente hablando. Es más, ¿cómo puedes evitar hacer evidente tu incómoda presencia? Es posible que ni siquiera sepas controlar tus esfínteres. Imagínate, si te atreves, lo que implicaría el que alguien en el cuerpo de un adulto tuviera dicho problema.

Es posible que no hayas comprendido que cuando la gente te ve, ven el cuerpo de un adulto. (La ceguera común de los alters a la naturaleza verdadera del cuerpo que habitan es apenas más extrema que la de una persona anoréxica, peligrosamente delgada, y que se ve gorda a sí misma.) Si crees tener un cuerpo de niño y no es así, no entenderás por qué la gente se indigna cuando actúas como un niño, y por ende tomarás su reacción de manera mucho más personal. Y si vives en el cuerpo de una mujer menstruante, te perturbará que alguien muy cercano a ti sangre. Nadie te ha explicado que no es una enfermedad mortal. Si ya comprendiste que es tu cuerpo el que sangra, podrías sentirte aún más angustiada. Y tener el cuerpo de una mujer sexualmente madura podría hacerte más propensa a más insinuaciones sexuales que te aterran.

Podría darse el caso que la única persona para la cual debiera ser más difícil que seas totalmente invisible—el/la host cuyo cuerpo adulto habitas, la persona que te entiende mejor y que debiera ser tu mayor aliado—te considera una vergüenza tan grande que él o ella te odia, y pareciera que literalmente te mataría de tener la menor oportunidad.

No solo tienes los anhelos normales de un niño por recibir abrazos y cariños, tu trauma hace que esta necesidad sea más fuerte. No obstante, te encuentras en el cuerpo de una persona que no recibe el grado de contacto físico que necesitas como niño que sufre, o por el contrario, estás sentenciado a vivir en el cuerpo de una persona casada que recibe un tipo de contacto físico traumáticamente inapropiado para un niño. Lo que es más alarmante es que, muy probablemente, el abuso sexual sea el mismo trauma que hizo de ti un alter en primer lugar.

Podrías estar expuesto en repetidas ocasiones a películas, conversaciones y comportamientos que podrían ser aceptables para los adultos pero que son bastante perturbadores o incluso aterradores para un niño de tres años.

Para empeorar toda fuente de agonía: aun cuando no es tu culpa, te encuentras en el dilema devastador de no poder crecer. Esto significa que, a menos que alguien reconozca al fin tus necesidades y te ayude a madurar mentalmente, debes sufrir toda esta soledad, rechazo y baja autoestima, no solo durante los años de una niñez normal sino por veinte, treinta o cuarenta años, o más.

Puede ser bastante perturbador cuando al fin te enteras que en realidad eres parte de una persona mucho mayor. De repente ya no sabes quién eres. ¿Cómo deberías actuar ahora que sabes que no eres verdaderamente un niño pero que te sigues sintiendo como uno y aún te gusta hacer lo que otros consideran cosas infantiles? Darte cuenta que eres decenas de años mayor de lo que pensabas podría implicar la destrucción de muchos sueños preciados. Tanto de lo que esperabas lograr como niño ya pasó, o ahora sabes que jamás podrá pasar.

No solo los alters jóvenes pueden sufrir en gran manera por la forma en que sus hosts y/u otras personas los traten. Considera, por ejemplo, a un hombre promedio que tiene un alter el cual cree que es mujer. Imagina el trato que recibiría ese alter, tanto por parte del hombre como de todos los demás.

Ampliando Nuestro Entendimiento Acerca de los Alters

Supongamos que un hombre sufrió un trauma a los dos años de edad, y luego tuvo un trauma distinto a los cinco, otro a los seis y otro a los veinte. La persona podría tener un alter que se formó a los dos años de edad, con serios recuerdos de los traumas que sufrió a esa edad, además de un alter de cinco años, otro de seis y otro de veinte años de edad, mientras que otra parte de la persona (por lo general se le refiere como host) tiene la edad real del hombre. Aunque un alter se forma a una edad específica, el alter por lo regular tiene una gama de recuerdos de aquella época hasta que ocurre un trauma diferente, en cuyo caso se podría formar un alter adicional, y el otro alter podría esconderse por décadas. Alternativamente, el alter podría continuar saliendo para realizar ciertas tareas pero volverse a esconder en otras ocasiones.

Considera a un hombre de mediana edad con un alter cuya memoria se limita a cuando tenía cinco años de edad. Cuando este alter hable en voz alta, tendría que utilizar las cuerdas vocales del hombre. Pero a excepción del sonido de su voz (e incluso en esto se podrían delatar diferencias sutiles dentro de las limitaciones del rango vocal del hombre), podrías jurar que te estás comunicando con un niño de cinco años (hasta que el alter empiece a madurar).

Se ha dicho que los alters infantiles tienen el mismo periodo corto de atención que un niño, pero es más que eso. Sin importar cuántos años de edad tenían cuando se formaron, para los alters ocasionalmente puede ser difícil tolerar más de unos cuantos segundos de conversación debido a sentimientos abrumadores de confusión, ansiedad o sobrecarga emocional (ya sea positiva o negativa).

Los alters que se formaron en ciertos momentos tienen la posibilidad de desarrollar habilidades específicas. Por eso es que algunas personas, si bien no todas, asignan a sus alters para labores específicas. Por ejemplo, un alter podría tomar control casi siempre que se requiera hablar en público, otro podría predominar cuando se requieren habilidades paternales, etcétera. Algunos alters también podrían asumir papeles específicos para apoyar a sus compañeros alters. Por ejemplo, uno podría actuar como protector, y otro podría sobrellevar la carga de dolor cuando otros alters no lo pueden tolerar más.

Los alters que se han mantenido en aislamiento profundo por lo regular presentan lagunas mentales al estilo de Rip Van Winkle**. Sin embargo, una vez que surgen, son capaces de adquirir información y habilidades nuevas. El que cesen de esconderse en lo profundo depende generalmente de que se sientan seguros. En cuanto esto ocurre, es como si se activaran, y entonces se les puede dar trato específico y enseñar cosas nuevas. Podrían también llegar a escuchar sin querer conversaciones relevantes que les ayuden a aprender, pero a menos que se converse con ellos directamente, no existe garantía que estén escuchando. Al desarrollarse una apertura con el/la host y con otros alters, un alter amplía sus habilidades y conocimiento (a menudo de forma bastante rápida) y se vuelve cada vez más como la persona completa. Por ejemplo, un alter infantil al cual el host acepta y entiende por lo regular madurará a un ritmo más acelerado de lo que un niño lo haría. Esta velocidad excepcional no solo es porque el alter está creciendo o aprendiendo cosas nuevas; el alter está aprendiendo cómo tener acceso a las habilidades mentales del host. El muro inquebrantable entre el alter y el resto de la persona se está desmoronando.

Los hosts normalmente poseen un cierto grado de control sobre cuáles alters están activos, pero su control tiene límites. Por ejemplo, en determinados momentos, un alter podría estar dormido (aun cuando el host esté despierto), o podría estar “de paseo” con Dios, o temporalmente sentirse demasiado traumatizado como para hablar, o simplemente sentir la necesidad de un “tiempo fuera”. O también, un alter podría escoger quedarse en silencio porque él/ella considera que no hay suficiente privacidad o no confía en alguien que podría escucharle sin querer. Por otro lado, los alters en ocasiones se manifiestan sin permiso de su host, y a veces incluso sin que el host lo sepa. Por ejemplo, con el fin de ocultar sus acciones de su host o evitar que el host los refrene, los alters en ocasiones y deliberadamente hacen que sus hosts se duerman antes de manifestarse. Una alter dijo que lograba esto al susurrarle repetidamente a su host: “Te está dando s-u-e-ñ-o.” Otro parecía capaz de lograr esto de forma más rápido, y lo describía como “desenchufar” la consciencia del host.

Para los hosts es preferible enfatizar a todos los alters que existen peligros asociados con el que ellos tomen control en público sin verificar con su host qué tan seguro sería hacerlo. Los alters que tienen una experiencia limitada en relacionarse con el mundo exterior en un cuerpo adulto podría conducir sin habilidades apropiadas, perderse físicamente, entrar en pánico innecesario al malinterpretar las acciones de alguien más, decir cosas inapropiadas a otros adultos, etcétera. Si los alters entienden lo necesaria que es la guía de su host y saben que el host les dará tanto “tiempo corporal” (tiempo durante el cual controlen el cuerpo) como sea práctico, generalmente se mantendrán tranquilos y no avergonzarán a su host.

Además de presentar diferencias en edad aparente, los alters dentro de la misma persona pueden diferir en sus gustos personales, habilidades, fortalezas y debilidades de carácter, temores y demás. Algunos alters pueden ser propensos a que otros alters y/o el host no sean de su agrado. Esto no es de sorprenderse si consideramos cuántos de nosotros pareciéramos odiarnos a nosotros mismos, al menos en ocasiones a lo largo de nuestras vidas. No obstante, si se percibe un rechazo u hostilidad entre los alters de una persona, esto puede causar mucho daño y retrasar el proceso de sanidad significativamente. Si un alter está enojado con otros alters y los está molestando, probablemente valdría la pena darle a ese alter más atención, escucharlo(a), darle consuelo, etcétera. Busca calmar al alter y convéncelo gradualmente para que tenga una disposición más positiva con los demás. Los alters que se formaron debido al trauma del abuso sexual podrían presentar trastornos sexuales, y no es imposible que un alter “acose sexualmente” a otro. Los alters también son capaces de “golpearse” unos a otros e infligir lo que se siente como dolor físico. Los ataques podrán no ser físicos en realidad, pero pueden parecer tan reales como las pesadillas que tenemos al dormir.

Mis Desatinos con los Alters

Revelar a los alters la verdad completa es, cuando menos, un asunto delicado. Incluso los aspectos positivos son alucinantes; un ejemplo sería enterarse que ciertos eventos aterradores ya están en el pasado. También existen aspectos perturbadores, como lo sería enterarse que ciertos eventos que se esperaban con ansias, tales como graduarse y tener hijos, ya pasaron. A los alters les es de ayuda explicarles que en realidad han disfrutado algunos eventos que tanto esperaban y que poco a poco recordarán por completo estos eventos positivos. Sin embargo, a menudo la verdad conlleva las noticias devastadoras que algunos dueños preciados jamás se volverán realidad. Estas noticias pueden ser tan traumáticas que un alter podría incluso dividirse una vez más a causa de ello.

Como le dijo Dios a un alter joven, si algo se ha perdido en realidad—sin importar lo que sea—Él es capaz de compensarlo por siete. Sin embargo, a corto plazo, este consuelo podría parecer tan inadecuado que los alters podrían llegar al borde del suicidio a causa de esos sueños destrozados, simplemente debido a que alguien les hizo darse cuenta de la naturaleza de la realidad sin prepararlos adecuadamente para ello.

Ya que los alters se encuentran en un sufrimiento profundo de por sí, conversar con alters es como dar masaje a personas que tienen heridas invisibles esparcidas al azar por todo su cuerpo. Tu masaje podrá darles un gran descanso, pero con el más mínimo desliz, su dolor se irá hasta las nubes.

Me encontraba platicando casualmente con una amiga, cuando de repente una de sus alters comenzó a hablarme por primera vez. Ansioso por entender quién era esta alter, le pregunté su edad. No parecía saberlo. Le pregunté cuál era su primer recuerdo y no conseguí respuesta. Para tratar de darme una idea aproximada de su “edad,” le pregunté si recordaba algún evento clave en la vida de mi amiga, y en ese instante quise darme tumbos contra la pared mientras deseaba poder retractarme. Había mencionado torpemente un evento clave pero perturbador en la vida de su host, del cual esta alter no sabía nada hasta mi desatino. Sí, los alters necesitan enterarse de todo al final, pero mi elección del tiempo—mencionarlo en el mismo momento en que se dio a conocer por vez primera—fue totalmente inapropiado, y perturbó en gran manera a la alter.

En otra ocasión, traté de consolar a una alter que creía tener solo cuatro años de edad pero que sentía obligada a ayudar a su host en tareas de adultos que eran agotadoras para una pequeña. Mis intenciones no podrían haber sido más admirables al yo explicarle amablemente que en realidad no tenía cuatro años, pero durante varios días, esta querida alter se sintió tan devastada por lo que percibía como las implicaciones que sintió deseos de morir, y se negó a hablar conmigo o con Dios, su mejor amigo. La alter al final aceptó lo que se había escapado de mis labios, pero el momento que escogí para decirlo fue particularmente atroz porque en ese entonces todos los demás alters de la mujer se encontraban sumidos en dolor y confusión a causa de otro problema.

El profundo temor de los alters al rechazo (consecuencia de experiencias muy reales y amargas), los mantiene aterrados en cuanto a lo que podría pasar si alguien en quien no confían del todo se entera en lo más mínimo acerca de ellos. Además de esto, por lo general sienten una gran responsabilidad por hacer todo lo que esté a su alcance para que proteger al resto de la persona del dolor. Para bien o para mal, esto comúnmente incluye sentirse obligados a mantener cierta información en secreto de sus hosts o de sus compañeros alters. Por eso los alters regularmente se ofenden bastante cuando alguien traiciona su confianza al revelar sin querer cualquier detalle acerca de ellos—incluyendo su sola existencia—a alguien más. A pesar de que yo sabía esto, le sugerí a un amigo que comenzara a informarle a su esposa acerca de lo que son los alters, y que para ello le proporcionara algo de información general con respecto al Trastorno de Identidad Disociativo. Pensé que esto sería seguro, ya que no había nada presente en dicha información acerca de sus propios alters, y mucho menos sugería que él mismo tuviera alters, pero para consternación mía, esta simple acción llevada a cabo son haber consultado a sus alters causó que uno de ellos se sintiera profundamente traicionado y se enfureciera con su host durante días.

También he tenido dos casos desafortunados que han surgido por no darme cuenta con quién estaba hablando. En el primer caso, un alter que en ese momento me era completamente desconocido estaba tratando de contactarme de manera tentativa mientras pretendía ser otro alter. La segunda ocasión, supuse que me estaba comunicando con el host cuando en realidad se trataba de un alter que recién había surgido.

Es común que los alters no se identifiquen; a veces es solo porque son tímidos, y en otras ocasiones es simplemente porque no consideran lo difícil que es para las personas hacer una distinción entre alters que comparten el mismo cuerpo y cuerdas vocales. El problema es que los alters de una persona por lo regular se diferencian marcadamente unos de otros. Una alter que crea tener tres años de edad pensará y se comportará de manera muy distinta a una alter que se formó como adolescente y que, a su vez, se diferenciará en gran medida de una host de mediana edad. De la misma forma, un alter que apenas haya aparecido será muy diferente de uno que ya ha recorrido un trayecto mayor en el camino hacia la sanidad. Estas diferencias significan que el mismo comportamiento que representaría un avance digno de elogiar para un alter podría indicar una regresión decepcionante si la mostrara otro alter.

Por instinto, ajustamos nuestras expectativas de acuerdo con la persona con la que creemos estar hablando. Si alguien está actuando de forma más infantil o menos inteligente o menos cristiana de lo que hemos llegado a esperar de esa persona, es probable que hagamos evidente nuestra sorpresa por medio de un regaño o comentario leve que el alter con quien creemos estar hablando tomaría con calma, pero que podría lastimar profundamente a un alter que se encuentra en una etapa bastante distinta del camino a la sanidad.

Los alters necesitan saber que, al no identificarse, más que hacer uso de un método extra seguro de tantear el terreno como suponen, hacen exactamente aquello que los expone al mayor peligro de salir lastimados. Sin embargo, inevitablemente lo harán de vez en cuando, si no por otra cosa, simplemente porque se les olvida que para otras personas no es obvio cuál de los alters está hablando.

En el peor de mis desatinos, los alters se recuperaron en tan solo unos cuantos días. Los alters dijeron después que el simple hecho de saber que mi preocupación por ellos era genuina les ayudó a perdonarme. Uno de ellos escribe:

Sí, las personas cometen errores, pero una vez que nosotros los alters entendemos que esto es bastante difícil, no solo para nosotros sino para ti, podemos ayudarte a lidiar con los desafíos mientras tú nos ayudas a lidiar con nuestro dolor.

Pero aunque solía enorgullecerme de ser alguien con tacto y considerado, pronto descubrí que los alters son tan hipersensibles que mis mejores intentos por ayudar se equiparan a tratar de recortarse las uñas de los pies con una motosierra.

Los alters necesitan ayuda con desesperación. El no hacer nada podría ser más cruel y peligroso que el desatino más severo. Por eso, ceder ante las dificultades y rendirse en tratar de ayudar a los alters no es una opción compasiva. La necesidad de tener valor al hacer amistad con los alters es tan inmensa como la necesidad de tener sabiduría sobrehumana.

Incluso el famoso consejero, maestro y autor, Dr. Neil T Anderson, escribe en su libro Set Free (page 219) acerca del aspecto más básico de ministrar a los alters: hacer diferencia entre los alters y los demonios. Él lo escribe de esta forma:

A veces es difícil incluso si tienes mucha experiencia y discernimiento espiritual. Hasta a las personas más experimentadas y maduras se les puede engañar. A mí ciertamente me ha pasado.

Dado que aún no he encontrado a un terapeuta infalible al cual ceder esta labor, solo puedo orar más, confiar menos en mí mismo, y depender por completo de Dios. Esta cita bíblica que cualquiera que se relaciona con alters necesita declarar en oración con frecuencia:

Salmos 141:3 Pon guarda a mi boca, oh Jehová; Guarda la puerta de mis labios.

Jesús: el Alter Perfecto

Un alter le dijo a uno de los alters de Jake:

Tú existes como una parte separada de Jake porque Jake sobrepasó los límites de la resistencia humana. Ahí fue cuando llegaste como un bote salvavidas. Te cargaron con el dolor y te soltaron para que navegaras sin rumbo. Así fue conmigo también. No fue nuestra culpa.

Esto describe casi exactamente el papel de un chivo expiatorio. El término “chivo expiatorio” se ha introducido en el hablar diario a través del Antiguo Testamento, y sorprendentemente nos dice mucho. Una vez por año, para expiar el pecado, se escogían dos chivos. Se sacrificaba a uno de ellos para pagar el precio máximo por los pecados de la nación. Por supuesto, la mayoría de los pecados de la nación, en esencia, entraban dentro del promedio; con todo, en el análisis final, cada pecado requería ni más ni menos que la pena de muerte para que la culpa se resolviera y extinguiera por completo. El chivo restante—llamado chivo de la expiación o chivo expiatorio—permanecía con vida. AL igual que el otro chivo, era totalmente inocente de cualquier pecado humano, pero después del sacrificio del otro chivo, los pecados de toda la nación se colocaban simbólicamente sobre su cabeza y se le enviaba al desierto, llevándose simbólicamente los pecados del pueblo para nunca volver (Levítico 16:5-22).

Los sacrificios de animales, si bien totalmente inadecuados para resolver nuestros problemas de culpa, fueron una institución divina que tenía el fin de apuntar proféticamente hablando al único sacrificio que puede saciar las necesidades más profundas de nuestras almas. El sacrificio que terminó con todos los sacrificios debía ser humano, ya que los humanos son quienes merecen la culpa. Pero para acabar con toda la culpa, la víctima perfecta para el sacrificio debía ser, al igual que los chivos, totalmente libre de culpa. A menos que tuviera una perfección moral absoluta—como ningún otro ser humano que haya visto el mundo—un sacrificio humano no tendría sentido. Dado que cualquiera que peca merece morir, si cualquiera de nosotros se ofreciera como voluntario para el sacrificio, solo estaríamos sufriendo lo que nosotros mismos merecemos en lugar de sufrir por los pecados de otros. El único sacrificio perfecto es Aquél de quien Juan el Bautista dijo: “He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.”

Dios estableció todo el sistema de sacrificios del Antiguo Testamento a fin de preparar a su pueblo para el Salvador del mundo, de tal forma que entendieran lo que nuestro Señor logró hacer al morir en la cruz. Él es la personificación y la culminación de todo el sistema de sacrificios judío. Así, cuando Dios instituyó el uso de un chivo expiatorio, estaba ayudando a su pueblo a entender a Jesús, quien es el máximo chivo expiatorio.

El que hicieran falta dos chivos para expiar los pecados de la nación—uno que muriera y el otro que fuera liberado vivo—apunta no solo a la acción que quitaría nuestros pecados sino a la muerte y subsecuente resurrección de Jesús. Tanto la muerte de Jesús como su resurrección eran necesarias para resolver en su totalidad la culpa y las consecuencias eternas de las ofensas de la humanidad. De la misma forma en que Jesús se levantó a nueva vida, Él tiene el poder de darnos una vida nueva, después de extinguir por completo toda nuestra culpa y humillación.

El único Inocente verdadero de la humanidad llevó sobre de sí toda la culpa, permitió que lo despojaran de sus vestiduras y abusaran de Él hasta la muerte, a fin de que pudieras tener Su paz y pureza y levantarte con Él a una vida nueva y asombrosa que comienza aquí y ahora.

A menudo me conmueve, hasta lo más profundo de mi ser, la forma abnegada en que los alters se sacrifican voluntariamente, tomando el dolor y el rechazo sobre sí mismos con tal de proteger al resto de la persona. Como el alter perfecto, Jesús quiere llevar sobre de sí toda la culpa, todo el horror, y toda la humillación que has sufrido. Él quiere que se deposite sobre sí mismo todo rastro de inmundicia y rechazo hasta la muerte, pues al morir Él, la autoridad que estas cosas tenían para lastimarte también murió.

Si vivieras en el antiguo Israel, no solo sería tu pecado el que se colocara simbólicamente sobre el chivo expiatorio, sino los pecados de toda la nación. Lo que es más asombroso es que los pecados de todo el mundo en realidad fueron puestos sobre Jesús mientras agonizaba en la cruz. Esto es algo trascendental. Por lo general, los alters sufren, no por causa de su propio pecado, ni siquiera por el pecado de su host, sino a causa de los pecados de un abusador o de alguna otra persona cruel. Sin, embargo, no es necesario descifrar exactamente quién tiene la culpa y hasta qué grado, ya que todo el pecado y toda la culpa y humillación fueron colocados sobre el máximo chivo expiatorio. Los alters hacen lo mejor que pueden, pero ningún alter puede quitar totalmente toda la culpa, vergüenza y dolor. El host aún siente parte de ello. E incluso si un alter pudiera lograr perfectamente una paz completa para el host, ¿qué hay del alter? ¿Qué se puede hacer para aliviar el dolor del alter mismo?

Hemos mencionado que el dolor que un alter soporta casi nunca es culpa del alter. La fuente de su dolor son los pecados de otras personas, y él/ella carga con el dolor, sacrificando su propio bienestar por el bien del host. Éste es el papel de Jesús. Siendo Dios, Él—y solo Él—puede hacerlo a la perfección. Y lo hace por toda la humanidad. El que un alter se aferre al dolor equivale a sufrir innecesariamente (lo cual a Dios le rompería el corazón) y a dejar que la tortura y muerte de Jesús sea en vano, en lo que al alter y al host respecta.

Echar el dolor sobre un alter inocente es un acto de desesperación que puede mantener viva a una persona hasta que él/ella encuentre el remedio perfecto de Dios: Jesús. Pedirle a un alter que lleve el dolor es, en el mejor de los casos, solo una medida de emergencia. Al igual que pegar goma de mascar en un tanque de combustible con una fuga mientras una pequeña aeronave se encuentra en pleno vuelo, esto podría salvar a alguien temporalmente, pero es necesario hacer algo más efectivo tan pronto como sea posible. Es vital que los alters se alivien de su dolor cuanto antes, tanto por su propio bien como para que sus hosts puedan recibir una sanidad completa.

Jesús es el alter por excelencia; literalmente, es el alter de los alters. Tanto por el/la host como por todos los alters, Jesús cargó con todas las horrendas consecuencias del pecado, quitando por completo toda la culpa, el dolor y la humillación, destruyéndolos por medio de su propia muerte, a fin de que nada de ello pudiera regresar para lastimar al host o a cualquiera de los alters.

Por favor, no permitas que estar familiarizado con esta Escritura te prive de su impacto completo. Lentamente y con un corazón dispuesto, lee lo que dice acerca de Jesús, el alter perfecto:

Isaías 53:3-5 Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos. Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.

Jesús recibió el castigo completo por cada pecado cometido en la historia. Lo traicionaron y repudiaron, le escupieron, le despojaron de sus vestiduras, hicieron de él un espectáculo público, lo humillaron, se burlaron de Él, lo degradaron, lo abofetearon, lo golpearon, lo desollaron, se convirtió en uno espiritualmente maldito (Gálatas 3:13) y rechazado de su pueblo y de Dios (Marcos 15:34), y lo torturaron hasta la muerte por ti. ÉL cargó con tu rechazo, tu aflicción, tu humillación. Por ti, Él tomó el dolor, la vergüenza y la culpa.

El plan de Dios siempre ha sido que depositemos nuestro dolor sobre Él, no sobre un alter.

1 Pedro 5:7 Echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros.

Salmos 55:22 Echa sobre Jehová tu carga, y él te sustentará . . .

Cuando se formaron los alters, el host no entendía las implicaciones de esta verdad, pero ahora se puede explicar esto a los alters para que lleguen a aliviarse de todo su tormento al entregarle al Señor su dolor, sus angustias, y sus secretos, permitiendo que el Señor de la gloria, quien voluntariamente y por amor se ofreció como el chivo expiatorio de la humanidad, lo lleve todo en la cruz y lo destruya por medio de Su propia muerte. Entonces los alters podrán ser libres para disfrutar la vida y pueden ayudar a las partes dolidas de su host, no cargando personalmente con sus heridas y secretos, sino animando a los alters cercanos a ellos a dejar todas sus penas y sus molestos secretos al Señor crucificado y a levantarse en la vida nueva de triunfo de nuestro Señor resucitado.

Sanando a tu Alter

Todo lector se beneficiaría del siguiente par de párrafos, pero en particular quisiera dedicarlos a cada lector que tenga Trastorno de Identidad Disociativo.

1 Corintios 6:17 Pero el que se une al Señor, un espíritu es con él.

Efesios 5:30 Porque somos miembros de su cuerpo.

Juan 15:4-5 . . . Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer.

De la misma forma en que un alter y su host son una parte inseparable uno del otro, Jesús es una parte esencial de todo cristiano verdadero. Y así como un alter se esfuerza por quitarle el dolor a su host, Jesús anhela llevarse tu dolor. Pero Jesús es infinitamente más efectivo que cualquier alter, ya que Él tiene el poder de absorber por completo y matar en su propio cuerpo cada acción pecaminosa que te haya llegado a lastimar.

El pecado es el problema, porque cualquiera que te haya lastimado o violado, ha violado las leyes de Dios y ha pecado en contra de alguien a quien Dios ama fervientemente: tú. La Biblia utiliza varias metáforas para ilustrar cómo Jesús puede quitar de ti, en su totalidad, los pecados que te han lastimado. En una época cuando las profundidades del océano eran tan inaccesibles como la estrella más lejana, la Escritura nos habla de cómo Dios sepulta el pecado en lo más profundo del mar (Miqueas 7:19). En otra parte nos habla de cómo Él aleja nuestro pecado de nosotros tan lejos como están el oriente del occidente (Salmos 103:12).

Cristo, el máximo chivo expiatorio, anhela poner una distancia infinita entre ti y todo lo que te alguna vez te ha herido. Pero Dios no es un ladrón; al contrario, Él es el opuesto exacto de un abusador, y Su moralidad sublime y profundo respeto hacia ti lo obligan a contenerse hasta que tú le des permiso total de quitarte tu dolor. Y por cuanto Dios es un Dios de amor y verdad, Él no puede operar en un ambiente de negación y desconfianza. Él espera a que le des entrada a tus secretos y dolores más profundos, para que Él así pueda hacer lo que tanto anhela hacer: llevarse, tierna y amorosamente, todo lo que te está lastimando.

Por supuesto, el Todopoderoso ya conoce todo lo que te ha ocurrido, así como todas las formas, buenas o malas, en las que has respondido a ello. Él no se ofenderá o escandalizará, y no solo eso, sino que Él se sentirá encantado que compartas con Él las cosas dolorosas, aterradoras o desagradables que son tan significativas para ti que encuentras difícil hablar de ellas. Dado que Él te ama sin reservas, y con una pureza absoluta, desinterés y respeto hacia ti, Dios atesora el que le cuentes todo acerca de estas cosas. Él estima que compartas con Él los detalles íntimos como prueba de tu amor y confianza.

El Señor tiene todas las respuestas que tanto necesitas, y además, Él es amable y gentil. Él se duele cuando sufres innecesariamente al aferrarte a tus cargas y aflicciones, por las cuales Jesús ya sufrió a fin de hacer posible quitarlas de sobre ti. Cristo puso al descubierto su corazón al clamar: “¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina a sus polluelos debajo de sus alas, y no quisiste!” (Lucas 13:34). Él siente angustia por ti y anhela que dejes de vivir en negación, de alejarte de su amor y compasión.

Yo sé que hace falta mucho valor para que puedas entregarle tus secretos a Él. La gente te ha decepcionado y ridiculizado desde que tienes memoria. Temes que Dios pueda ser como todos esos otros humanos, pero espera un momento: Dios no es humano. Su amor cálido y personal, así como su tierna devoción y fidelidad hacia ti, es perfecto y sin mancha. Él no tiene ninguna de las cualidades pecaminosas, egoístas y caprichosas de las personas que te han lastimado. Alégrale el día a Jesús: permítele extinguir en Su propio cuerpo torturado tu sufrimiento y dolor.

Cualquier orgullo que pude sentir al contarle a la alter de Alice de mi nueva revelación acerca de cómo Jesús es el alter de los alters, duró muy poco. Resultó que Dios ya le había contado eso mismo un par de días antes. En uno más de sus e-mails a uno de los alters de Jake, escribió:

Estaba sentada en el sofá esta mañana, leyendo en la Biblia acerca de la muerte de Jesús, cuando Jesús apareció y se arrodilló frente a mí. Él remarcó que Su tortura duró toda la noche. Lo desnudaron, lo golpearon, lo rechazaron y humillaron. Se burlaron de su cuerpo.

Le pregunté si su sufrimiento fue sexual en cualquier medida. Él dijo: “Fui un blanco desnudo. ¿Tú que piensas?”

Lo traicionaron y lastimaron más allá de lo que las palabras pueden describir. Sus amigos le negaron, se avergonzaron de Él. Lo vendieron por dinero para que lo torturaran.

Jesús se inclinó hacia adelante y me susurró al oído: “Yo lo conozco.” Él esperó a que captara el significado de esas palabras. “Yo conozco todo el dolor que has sufrido y lo he vivido.”

Él es santo y lleno de gloria. Él ha vencido y conoce el camino hacia la victoria. Sus cicatrices son una salva de honor, la muestra de que él cargó con el dolor. Así como nosotros cargamos con el dolor de nuestro host con tal de que éste pudiera seguir adelante, Jesús cargó con el dolor a fin de que nosotros podamos seguir adelante. Él es nuestro alter. Ya no me siento sola y ya no tengo más temor. Tengo un alter que ha cargado con mi dolor.

Ser libre del dolor es realmente maravilloso. Cuando dos de los otros alters de Alice se molestaron recientemente, yo no me sentí tan llena de dolor que fuera incapaz de ayudarlos. Pude llevarlos ante Jesús. Fue increíble.

Esta querida alter está encontrando una realización cada vez mayor al usar sus conocimientos obtenidos como alter para ministrar en el poder de Cristo a otros alters. Lo interesante es que su host tiene un llamado de intercesión en su vida. Los verdaderos intercesores en ocasiones sienten intensamente el dolor de otros, pero no se aferran al dolor. Su tarea, y el privilegio que ésta conlleva, es llevar este dolor ante Cristo y dejar el dolor a Aquél que sufrió para dar libertad a la gente.

Cuando sentimos tanto dolor que no podemos pensar con claridad, anhelamos un escape rápido en el que todo recuerdo de los eventos dolorosos se desvanezca. No obstante, las personas con Trastorno de Identidad Disociativo saben que esto simplemente no funciona. Ellos trataron de eliminar los recuerdos, y algunos casi parecieron lograrlo por algún tiempo, pero esto no les trajo una paz verdadera. Necesitamos ser libres del dolor, pero nos es necesario retener nuestra dignidad y humanidad por medio de poder aceptar la experiencia en nuestra mente.

Es más, si el recuerdo desapareciera, todas nuestras tragedias del pasado se convertirían en un desperdicio sin sentido. Nuestras lágrimas son demasiado preciosas para Dios como para que Él permita que las hayamos derramado en balde. Él no solo anhela llevarse nuestro dolor sino transformar nuestro sufrimiento pasado en algo valioso, al igual que el sufrimiento de Jesús tiene un valor incalculable. Las personas que han permitido que Dios les sane del Trastorno de Identidad Disociativo se encuentran en una posición única para entender el poder y la compasión de Dios, y para llevar este tierno amor y sanidad a otras personas dolidas. Ellos son colaboradores con el Dios Todopoderoso que hacen cosas de trascendencia eterna para aquella gente que tiene un valor infinito para el Dios de amor. Saben que sus tragedias pasadas les han dado autoridad para este privilegio intenso y satisfactorio, y pasarán la eternidad en asombro ante la manera en que Dios convirtió algo que le lastimó horriblemente—tu propio sufrimiento—en algo que les trajo una gloria sin fin.

Varios Tipos de Alters

No intentaré categorizar cada tipo posible, pero conocer acerca de ciertos tipos de alters puede acelerar la sanidad significativamente. No todas las personas con T.I.D. tiene todos los tipos mencionados a continuación, pero estar al tanto de la posibilidad podría permitirte descubrir y ayudar a un alter así mucho más rápido.

Alters Protectores

Los alters protectores sirven de escudo a otros alters al dar una apariencia de rudeza y tratar de obligar a cualquiera que ven como una amenaza a que retrocedan. Trágicamente, sufren de Trastorno por Estrés Postraumático (TEPT) lo cual hace que a menudo vean peligro donde no existe tal. El ejemplo más fácil de entender para el TEPT es el de un soldado que al regresar del frente de batalla a la seguridad de su hogar sigue en híper-alerta, es incapaz de dormir como debiera, corre a cubierto cada vez que el escape de un auto produce una explosión, etcétera.

Entonces, los alters protectores permanecen híper-vigilantes y sospechan mucho más de lo que las circunstancias actuales lo requieren. Los alters a quienes busca defender el protector por lo general aceptan la evaluación de peligro del protector, e incluso de no ser así, el protector regularmente intenta convencerlos de esconderse de todas formas ante la primera percepción de peligro.

Por desgracia, los protectores a menudo dificultan el proceso de sanidad al clasificar a los terapeutas como amenazas dentro de su evaluación. También pueden percibir a su host como una amenaza, y por ende mantienen a los alters y/o cierta información escondidos de su host. Se puede percibir a un host como amenaza si a él/ella se le llega a soltar la lengua con cosas que el protector crea que deben permanecer en secreto o si el host no es lo suficientemente cauteloso, etc.

A pesar de que estos preciados alters podrían dificultar—o incluso sabotear—el proceso de sanidad al inicio, no son enemigos. Incluso si su ayuda a veces está mal encaminada, ellos son alters altamente traumatizados y abnegados que intentan valerosamente hacer lo mejor que pueden para mantener a la persona a salvo.

Haz todo lo que puedas para trabajar con un protector, en lugar de trabajar en su contra. Esfuérzate constantemente por poner al protector de tu lado y aliviar todas las preocupaciones del protector. Otórgale también al protector o protectora la facultad y el derecho a vetar.

Mientras el protector aprende poco a poco a confiar en ti, puede lograrse mucho progreso en descubrir a otros alters. En cuanto logran estar de acuerdo con el host, los protectores son aliados muy valiosos en el proceso de sanidad.

Alters Durmientes

Quizá habrás escuchado de espías o células terroristas durmientes que permanecen inactivas por años hasta que se les necesita. Algunas personas tienen ciertos alters así. Permanecen inactivos—a veces durante muchos años—hasta que una crisis les alerta de que se les necesita, y es entonces que entran en acción. Pueden hacer uso de varios medios que les alerten de una crisis. Por ejemplo, podría ocurrir bajo cualquier circunstancia donde una persona se enfrasque en algo que les haga lastimarse más de lo habitual. Otra forma es cuando son cercanos a un alter específico, y se activan cuando dicho alter se encuentra particularmente consternado.

Algunos de estos alters son alters ayudantes que dan apoyo a otros alters cuando las cosas se vuelven insoportables para uno de ellos. (Al acudir al rescate pueden, en ocasiones, llegar a evitar la formación de un nuevo alter.) Otros alters durmientes son protectores con mucha fuerza, y pueden tomar control de la persona casi por completo durante una supuesta crisis.

El ser alters durmientes implica la posibilidad de que se les mantenga al margen mientras que el resto de la persona ha estado sanando, y por ello podrían tener menor posesión de todos los hechos relevantes que algunos otros alters. Lo que es más confuso es que, a fin de ejercer la autoridad que ellos sienten necesaria según lo que demanda la emergencia, podrían pretender ser otro alter con poder o del agrado de los demás. El resultado puede ser muy confuso para el resto de la persona.

Por eso, si una persona repentinamente empieza a actuar de manera diferente a lo habitual, un alter durmiente podría ser la razón.

Las dificultades al ayudar a los alters durmientes se vuelven obvias cuando consideras que, por ser la naturaleza misma de un alter durmiente permanecer oculto hasta que se presente una emergencia, solo aparecen en raras ocasiones. Es más, ellos consideran que su función clave es apoyar/proteger a la persona al permanecer ocultos y desconectados la mayoría de las veces; por eso, aún si se les descubre, sienten la necesidad de volver a esconderse.

Obviamente, es muy importante tratar de convencer a un alter durmiente que ahora es seguro permanecer fuera de su escondite indefinidamente. Con todo, tales alters por lo general encuentran el no volver a esconderse como algo bastante aterrador, y pueden sentir que al permanecer fuera no están siendo fieles a su labor y están decepcionando a toda la persona. La forma más fácil que yo he descubierto para romper con esto es que el/la alter se enamore de su cónyuge. Ellos ansían tanto recibir amor y comprensión que cuando lo encuentran, estarán bastante renuentes a perderlo de nuevo a causa de “volver a dormir.” Otra posibilidad es que los otros alters provean al nuevo alter de mucho amor, comprensión y consuelo. Por supuesto, Jesús permanece como el consejero máximo. Anima a los alters a que le permitan a Jesús compartir Su corazón con ellos. Él les dará tranquilidad.

Alters Abusivos

A menudo, cuando uno se toma el tiempo para llegar a conocer a un alter que está siendo duro con sus compañeros alters o los está lastimando, o que incluso está abusando sexualmente de ellos, resulta que en realidad creen que están ayudando. Pueden pensar, por ejemplo, que le están enseñando a los alters a ser fuertes, haciendo de esta forma que sean menos vulnerables al abuso. O, con la esperanza de salvar a la persona de un abuso mucho peor, pueden imponer las reglas opresivas de un abusador en cuanto a no llorar nunca, o castigar a los alters por hacer algo a lo que el abusador se oponga. Frecuentemente, el alter abusivo no está consciente de que el abusador ya no tiene acceso a ellos, y por esa razón el alter continúa la opresión donde ya no existe la menor necesidad de ello.

Como siempre, es importante tratar de entender qué motiva a un alter y ayudar amablemente al alter a mirar a través de cualquier idea equivocada que éste tenga.

Introyectos

Un introyecto es un tipo de alter abusador bastante sorprendente. Hasta que se expone la idea errónea, un introyecto no solo actúa como una persona externa que el sobreviviente conocía, sino que cada alter dentro del sobreviviente—incluyendo al alter introyecto—en realidad cree que este alter no es un alter sino la persona externa real. Al principio, esto parece increíble, pero es consistente con la amplia gama de cosas distintas que los alters pueden pensar de sí mismos, incluyendo animales, alienígenas y demás.

A menudo esa persona externa es alguien que abusó de la persona que tiene este alter. Aun cuando no todos los abusadores externos se den cuenta de ello, este tipo de alter introyecto impone los deseos del abusador externo sobre los otros alters cuando el abusador está ausente. De hecho, puede seguir haciéndolo aun después que el abusador ha muerto. Algunos introyectos incluso llegan a convertirse en informantes del abusador.

No es de sorprenderse que los mismos introyectos hayan sufrido inmensamente.

Es importante llevar a los alters introyectos al punto donde finalmente se den cuenta que son parte del sobreviviente del abuso y no parte del abusador externo. Ayudarles a descubrir la fecha actual y que se encuentran en el cuerpo de alguien completamente distinto al del abusador puede ayudar. Una vez que los introyectos se vuelven leales al sobreviviente, la seguridad de la persona incrementa significativamente. Te sugiero que no te desvíes en este momento, pero en otra parte de este sitio web tengo un registro detallado relacionado con dar consejería a un introyecto.

Desafíos Únicos al Ayudar a los Alters

* Solo porque un alter se haya formado a cierta edad no significa que el alter tenga todas las habilidades normalmente asociadas con esa edad. Por ejemplo, es bastante posible para un alter de un excelente lector haberse formado a los veintitantos y aun así ser incapaz de leer.

* Aun cuando puedas estar enfocándote exclusivamente en un alter o en el host, siempre debes permanecer alerta a la posibilidad de que otros alters puedan estar escuchando u observando.

* Por lo general, un factor significativo en la formación de alters es que el/la host no tenía a nadie que simpatizara con él/ella. Cualquier sentimiento de aislamiento y rechazo al momento de la propia formación de los alters a menudo se magnifica mucho más por la forma en que incluso su propio host, quien comúnmente no tiene experiencia en entender a los alters, les trata posteriormente. Todo esto podría ser suficiente para hacer que casi cualquier persona llegue a tener sentimientos y pensamientos suicidas, y que sienta que él/ella “no son nada.” Pero por si esto fuera poco, los alters pueden suponer erróneamente que ser un alter significa que son menos que humanos y que casi literalmente “no son nada.”

Comencemos con un análisis sincero acerca de si en realidad se debe considerar a los alters como personas reales.

Aun cuando tu vida consiste en más que solo una parte de tus experiencias de vida y tus recuerdos, tú eras completamente humano a través de cada experiencia y recuerdo que has tenido. Supongamos que un golpe a la cabeza te hiciera olvidar gran parte de tu pasado pero que, por lo demás, pudieras funcionar de manera bastante normal. ¿Haría esto que dejaras de ser menos humano? De la misma forma, aunque los alters poseen no todo sino solo una parte de las experiencias de vida, recuerdos, sentimientos, reacciones y pensamientos de una persona, son completamente humanos. Al igual que nosotros somos humanos reales a pesar del hecho que ninguno de nosotros puede recordar conscientemente cada experiencia y pensamiento que alguna vez hemos tenido, del mismo modo los alters son verdaderamente humanos, incluso si un alter no está consciente de todo lo que le ha ocurrido a la persona.

Los alters poseen todo lo que hace a cualquiera humano: pensamientos, deseos, opiniones, emociones, planes, imaginación, capacidad para tener una relación con Dios, además de la habilidad de caminar, hablar, leer, escribir, comer, respirar, ver, oír, saborear y oler a causa de un cuerpo físico que les sustenta y a través del cual pueden interactuar con el mundo real.

Alguien con alters que intentaba vivir en negación me dijo: “No es como si los alters fueran de carne y hueso en realidad . . .”

Yo repuse: “Los alters sí son de carne y hueso. El cuerpo que consideras tuyo les pertenece tanto como a ti.”

La única diferencia entre los alters y otros seres humanos es que los alters comparten su cuerpo con otros alters—algo parecido a lo que ocurre con gemelos siameses—y en determinado momento pueden decidir fusionarse con algunos de sus compañeros alters. Al igual que con el resto de la humanidad en general—por ejemplo, con personas ciegas o con parálisis—ocasionalmente a un alter le podrá faltar una o dos de las habilidades que la mayoría posee, pero eso no les hace menos humanos. Es más, muchos alters que parecieran tener una discapacidad así—como en el caso de alters bebés que no pueden caminar o hablar, o de alters que están tan aterrados que no se dan el lujo de sentir—más adelante desarrollan estas habilidades.

Incluso los alters que no creen ser juguetes, animales, alienígenas o demonios, a menudo dudan que sean completamente humanos. Son muchos los factores que contribuyen a esto. Por ejemplo, nuestras emociones son una parte significativa de nuestra humanidad, y los alters por lo regular se encuentran tan sumidos en el dolor que se han disociado en gran medida de sus sentimientos y emociones. Pueden sentirse más como zombis que como gente normal. Además, los alters frecuentemente se forman como resultado de recibir un trato cruel, como si fueran menos que humanos. Aunado a esto, el reconocerse uno a sí mismo como humano representa hacerse ilusiones de recibir un trato digno y respetuoso, e inclusive tal vez de recibir amor. La experiencia de la mayoría de los alters les confirma que esto es improbable y que es menos doloroso no hacerse ilusiones jamás al darse el lujo de pensar que alguno de ellos sea humano.

Descubrí otro factor significativo en cuanto a por qué los alters sienten que son menos que humanos cuando escribí en tarjetas de felicitación con temática de amistad y se las envié a algunos de los alters de Alice. Cuando yo solo conocía a unos cuantos de los alters de Alice, me era más fácil brindarles atención individual, pero esto se volvió más difícil cuando varios más aparecieron, uno tras otro y más rápido de lo que esperaba. Un día, la alter a quien yo había conocido por más tiempo sugirió que les diera una tarjeta de felicitación a uno o dos alters que se sentían afligidos. Ella dijo que darles algo tangible sería de gran beneficio. Decidí comprar varias tarjetas, cada una de ellas diferente, dedicar cada una a un alter distinto, y escribir un mensaje único y personal en cada tarjeta, ratificando mi aprecio por ese alter. Su emoción al recibir cada uno su propia tarjeta de felicitación excedió por mucho mis expectativas.

Yo había hablado individualmente y con frecuencia con cada alter, así que me sorprendió que las tarjetas tuvieran tal efecto en ellos. Entonces me di cuenta que la mayoría de estos alters no habían recibido personalmente el menor regalo jamás en su vida, y no solo eso, muchos ni siquiera tenían un objeto al cual pudieran considerar como suyo propio. Le pido a los hosts que piensen bien acerca de cómo podrían corregir esto.

Hasta que yo aparecí, estos alters habían permanecido en un aislamiento tal que rara vez interactuaban con la gente, y a menudo ni siquiera habían recibido un nombre, mucho menos esperar que alguien se dirigiera a ellos por nombre. Recibir continua y únicamente un trato así sería altamente deshumanizante para cualquiera. Darle a cada uno de ellos un pequeño obsequio fue otro paso significativo para confirmarles que son reales y verdaderos, y no un producto de la imaginación como algunas personas creen.

Una y otra vez, he descubierto que un aspecto relevante para alcanzar la sanidad de los alters involucra confirmarles su humanidad. El que una persona se sienta menos que humana obviamente no es saludable desde un punto de vista psicológico; cuando menos, es deprimente. De la misma forma, no es saludable para las personas que cualquier parte de ellas no se sienta humana o sienta que es menos que humana. Para que una persona pueda estar en la flor de la vida, cada parte de la persona completa necesita estar en la mejor condición, psicológica y espiritualmente hablando.

Es inevitable temer que el reconocer la existencia e individualidad de cada alter pueda perpetuar que la persona se fracture más. Pero considera como al restaurar cada parte individual de una máquina a su máxima potencia y condición prístina haría que toda la máquina funcionara mucho mejor. De hecho, las partes restauradas en su totalidad encajan mejor que las partes oxidadas. De la misma forma, si a un alter se le da la facultad de ser fuerte y confiado y de disfrutar la vida, toda la persona se beneficiará de ello. Es más, los alters confiados y resueltos se sienten más capaces de compartir sus secretos, derribando así los muros que mantienen fracturada a una persona.

Vez tras vez, al afirmar a los alters, ayudando a construir la confianza en sí mismos y su relación con Dios, he visto cómo desarrollan todo tipo de habilidades inesperadas que han sido de inmenso beneficio para la persona completa. El T.I.D. existe a causa de esconder cosas y evitar problemas. Lo último que quieres es esconder todavía más cosas. Lo que tú quieres es sanar, no perpetuar el dolor y la incapacidad de funcionar adecuadamente.

Por eso creo firmemente que es importante para los alters darse cuenta que son muy dignos de recibir amor, que Dios les ama profundamente, y que son completamente humanos.

Un hombre me contó acerca de un alter suyo que recién había surgido. “Él es algo bobo”, me dijo. “No conoce su nombre ni su edad.” Mi corazón dio un vuelco. Espero que, como lector de estas páginas web, hayas comprendido lo suficiente acerca de las sensibilidades de los alters como para nunca usar una palabra tan ofensiva a hablar acerca de los alters, especialmente porque pueden escuchar sin querer. De hecho, si los alters se dan a conocer por primera vez hasta después que se le ha brindado ayuda a otros alters, es algo común para ellos haber escuchado ciertas conversaciones y haber llegado a entender a partir de éstas que no tienen la edad que solían creer. Aceptar esto es confuso para un alter, pero tener la capacidad de darse cuenta acerca de una discrepancia de edad es una señal de inteligencia, no de estupidez.

Sigamos enumerando los desafíos únicos al ayudar a los alters.

* Hemos visto que, cada vez que un alter se enfrenta a un nuevo trauma, existe la posibilidad que ocurra otra división. Si en este caso el alter anterior decide esconderse en lo profundo, esto es similar a la muerte para el alter, en el sentido que a menudo el alter deja de desarrollarse o de recibir muchas cosas por medio de experiencias nuevas, y que se le deja atrás en una distorsión temporal, pero el resto de la persona continúa progresando. Para al menos una alter que yo he conocido, esta similitud percibida entre esconderse a largo plazo y la muerte física le hizo difícil entender emocionalmente (aunque lo comprendía intelectualmente) que el quitarse la vida cometiendo suicidio es mucho más grave que “quitarse la vida” simplemente al esconderse. Apenas podía registrar en su mente que matar su cuerpo mataría también a la host y a todos los alters. Por lo menos ella comprendía que compartía un solo cuerpo con su host y con todos los alters. Cuando los alters apenas están comenzando a entender quiénes son, por lo regular no tienen noción alguna que sus cuerpos son también los cuerpos de sus hosts. Existen peligros obvios en considerar el suicidio como algo menos serio de lo que realmente es. Si te encuentras con un alter suicida, además del apoyo usual, asegúrate que el/la alter sepa que su muerte no solo acabaría con el alter sino con el host y con otros alters.

* El hecho de que los alters se crearon debido a la necesidad de lidiar con un dolor interno severo puede hacer que algunos alters tengan miedo de soltar el dolor (de experimentar una sanidad interna completa). Temen que sin el dolor puedan dejar de existir, o que su razón para vivir desaparezca. Obviamente, sería necesario abordar esta idea errónea a fin de que los alters no saboteen su propia sanidad.

* Desafíos únicos cuando las personas con T.I.D. se casan.

Una mujer estaba enamorada y se quería casar. Su pequeña alter de cinco años también amaba al hombre y quería el matrimonio. Yo estaba preocupado. Obviamente es inapropiado para un niño estar expuesto a las relaciones maritales, y todavía más para una pequeña alter que se había formado precisamente a causa del horror del abuso sexual.

La pequeña alter me aseguró que sabía que a las personas casadas les gustaba hacerse cosas que ella no quería. Le pregunté cómo trataría con esa situación.

“Solo me iría a jugar con Dios”, dijo ella.
“¿Pero cómo sabrías cuando es seguro volver?”
“Solo le preguntaría a Dios”, repuso ella confiadamente.
“Pero tú también mereces muchos abrazos”, le dije.
“Yo recibo muchos abrazos de parte de Dios”, respondió.

Pasó bastante tiempo antes de que se casaran, y para entonces las cosas habían cambiado radicalmente. Debido a sus propias razones personales, las cuales no se relacionaban con ella en absoluto, su prometido anunció que quería tomarse las cosas con bastante calma después de la boda y retrasar la consumación del matrimonio durante algunas semanas. Sin embargo, para cuando se acercaba la fecha de la boda, el plan de su prometido les parecía demasiado lento. Las alters habían sanado a tal grado que incluso las de tres años de edad le suplicaban a Dios que tan pronto como fuera moralmente aceptable, se les permitiera avanzar en el área sexual más rápido de lo que su prometido tenía planeado para justo después del matrimonio. Un factor significativo en este cambio fue que todas las alters habían desarrollado una relación cercana entre ellas, lo cual permitió a las más jóvenes aprender de las de más edad acerca de los aspectos positivos del sexo. El otro factor importante es que se sentían totalmente libres de presión. Sabían que podían retener el sexo y disfrutar de cualquier forma del amor incondicional de este hombre. Su amor desinteresado les llenó con un deseo de derramar su propio amor sobre de él.

Lo que es más, después de algunos meses surgió una alter por primera vez mientras la pareja hacía el amor. Esto no fue a causa de algún detonante emocional por parte de la alter sino debido a que lo encontró como algo placentero. Le afirmó a la alter que valía la pena vivir la vida. No pasó mucho tiempo antes de que surgiera otra alter durante el acto. Ésta había pensado que estaba muerta, pero el placer que había sentido durante el coito le afirmó que estaba viva. Posteriormente, todavía más alters nuevas despertaron de placer, por así decirlo, levantándose de su letargo a través de las relaciones sexuales. Estas alters pronto descubrieron que ya tenían mucha más edad y que ahora estaban casadas. Sanaron rápidamente porque para entonces la host tenía muchos alters que ya tenían experiencia en el asunto, y éstas pudieron enseñarles pronto a las nuevas ciertas cosas como la forma de tener acceso a los recuerdos de otras alters. Fue un deleite ver cuán libre de dolor fue todo este proceso para ellas, en gran contraste con el progreso lento y agonizante que había sido sanar para las primeras alters en surgir.

Otra mujer escribe:

Una vez, antes de que yo supiera acerca del T.I.D. pero después que Dios había comenzado a hablarme acerca de las partes infantiles internas, me encontraba con mi marido moviéndome hacia un encuentro íntimo y comencé a entrar en pánico por dentro. Al darme cuenta que esto podría ser una reacción de las partes infantiles, sentí que debía decir: “Está bien. Soy una adulta. Estoy casada, y está bien que esto ocurra. No me molesta.” Parecían confundidos e impactados, y preguntaban: “¿En serio? ¿Estás segura que está bien?”

“Sí, de verdad lo está”, repuse. “Así que ahora pueden irse a jugar o lo que sea.”

“Bueno, si en serio estás segura . . .” llegó la respuesta.

Entonces otra parte—una joven—se las llevó amablemente.

Los alters requieren tiempo para desarrollar el nivel de confianza en Dios y en su futuro marido que mostró este alter, pero ciertamente me abrió los ojos en cuanto a lo que es posible. El único problema que yo podría prever es que el marido de la host necesitaría evitar ser demasiado espontáneo al no darle al alter ningún aviso antes de hacer algo que fuera inapropiado en presencia de una pequeña niña. Supongo que el mismo principio se podría aplicar si un adulto quisiera ver o leer algo que pudiera perturbar a un pequeño alter.

Sin embargo, cuando sea práctico, lo ideal es esperar hasta que todos los alters que crean ser niños maduren. De ninguna se les debe forzar a esto, pero puede que tome menos de unos cuantos meses si reciben bastante apoyo en su sanidad.

* Si los alters ya no sienten que sea seguro revelarse ante ti, caerán en el silencio. Si sospechan que los rechazarás, despreciaras o criticarás, no escucharás de ellos. De la misma forma, mantendrán cerrada la boca si sospechan que los expondrás o traicionarás al contar sus secretos a alguien en quien aún no confían. Si no te das cuenta de esto, y tienes alters, llegarás a la conclusión errónea con base en su silencio que no tienes alters, o que ya se han ido o se han integrado contigo.

* Dificultades al comunicarse con alters.

Para una mujer insegura respecto a cómo hablar con sus propios alters, Alice escribió:

Le pregunté a mis alters (que ahora son bastante conversadores) qué fue lo que les ayudó a abrirse. Me dijeron que les encantaba que les leyeran. (Leer en voz alta presenta muchísimos beneficios de todas formas y me ayuda en gran manera para poder hablar en público). Con un cuento, ellos sentían lo que los personajes estaban sintiendo. Yo utilicé libros con historias que no fueran peligrosas. Si uno de los personajes de la historia estaba triste y un alter se podía identificar con esto, yo dejaba de leer y dejaba que ella/yo llorara. Era una forma segura para los alters de expresar sus sentimientos, sin tener una conexión directa con su propio dolor.

Sugiero un libro para niños o un libro acerca de niños. Los alters jóvenes se pueden identificar con los niños. Los cuentos de animales también fueron una gran forma para que mis alters se expresaran. Lloré a lo largo del libro Hoyos. En verdad les conmovió en cuanto a sus temores a la injusticia. La película Dos Viejos Cascarrabias (Secondhand Lions) les pareció brillante. Rieron, lloraron y no se sintieron solos.

Al final de esta serie de páginas web se encuentra un enlace a un par de cuentos cristianos cortos escritos especialmente para los alters jóvenes.

* Aunque es común suponer que se ha identificado a todos los alters cuando existen algunos que siguen escondidos, también es posible suponer que existen más alters de los que en realidad hay. “Estoy escondiendo a otro alter”, mintió una alter mujer. Ella hizo esto porque, si se le rechazaba a causa de lo que revelara entonces, solo se rechazaría a este alter inexistente. Ella podría seguir conversando conmigo acerca de otros temas.

* Un desafío más que es único en cuanto a los alters es que los alters tímidos normalmente duermen durante el día (cuando las cosas les parecen más estresantes) y salen a altas horas de la noche cuando todo mundo (incluyendo al host) está dormido. Por lo tanto, sería productivo para los terapeutas llamar por teléfono de noche con regularidad, pero esto obviamente es bastante agotador para el terapeuta e impráctico en gran parte.